La dilatación uretral es quizás el tratamiento paliativo más antiguo de la Medicina y el que ha ocasionado mayor sufrimiento a los pacientes que se han visto envueltos en él. La aplicación indiscriminada del tratamiento escalonado de la estrechez uretral (1º dilataciones, 2º uretrotomías y por último uretroplastia) es una lamentable práctica inculcada a demasiadas generaciones de urólogos y que nunca ha demostrado ser beneficiosa para los pacientes.
La repetición de dilataciones uretrales puede ocasionar falsas vías en este conducto urinario y también contaminar con gérmenes la orina del paciente que las sufre, convirtiendo la infección urinaria en una enfermedad crónica que empeora aún más los síntomas de la estrechez uretral y el padecimiento del paciente así tratado.
Una falsa vía es una lesión de la pared uretral ocasionada por el paso en dirección equivocada de una sonda que ocasiona una rotura de la mucosa del conducto urinario y la consiguiente aparición de sangrado o uretrorragia, dolor e inflamación local. Al finalizar el periodo de cicatrización de la herida uretral puede formarse, con mayor o menor rapidez, una estrechez o disminución de la luz del conducto dependiendo de la gravedad de la lesión sufrida y de la posible sobreinfección local.
Los riesgos que tiene la dilatación uretral realizada para “manejar” o paliar una estrechez son los siguientes: -empeorar la estenosis (aumenta su longitud y rigidez), -dañar la uretra sana (aparecen múltiples estenosis), -empeorar el pronóstico (dificulta la uretroplastia), -infectar el tracto urogenital (cistitis, prostatitis, orquitis), -sangrar por la uretra o uretrorragia (traumatismo local y falsas vías), -fiebre alta con tiritonas (paso de gérmenes a la sangre), -provocar el desánimo y la desesperanza de quien la sufre, y -negar al paciente la posibilidad de curar su estrechez uretral mediante la cirugía reconstructiva de su conducto urinario.
Las dilataciones uretrales crónicas no sólo no curan la estenosis o estrechez sino que estropean la uretra que aún está sana, alargando en el tiempo el sufrimiento del paciente y en longitud la estenosis que éste padece.
En tiempos pasados era muy habitual en la consulta del urólogo el paso de sondas o catéteres “a ciegas”, es decir, la “calibración uretral“. El motivo era averiguar si existía una estrechez en la uretra del paciente, y muchas veces era el debut de unas inacabables sesiones de inútiles dilataciones uretrales.
La calibración de la uretra es un procedimiento obsoleto que no sirve para valorar de forma adecuada su elasticidad y que encubre una dilatación uretral.
En la actualidad las pruebas diagnósticas a realizar para estudiar la uretra son: la flujometría (medición del caudal), la radiología mediante uretrografías retrógradas y miccionales (sin introducir ninguna sonda por la uretra), y la endoscopia urinaria con uretrocistoscopio flexible.

– Dilatación de una estenosis uretral con sondas filiformes (Koll, 1918) –