Para que orinar resulte fácil, el conducto uretral ha de poseer dos cualidades igual de importantes: anchura y elasticidad. En tiempos pasados era muy habitual en la consulta del urólogo el paso de sondas o catéteres «a ciegas», es decir, la «calibración uretral». El motivo era averiguar si existía una estrechez en la uretra del paciente, y muchas veces era el debut de unas inacabables sesiones de inútiles dilataciones uretrales.
La calibración de la uretra es un procedimiento obsoleto que no sirve para valorar de forma adecuada su elasticidad y que encubre una dilatación uretral.
En la actualidad las pruebas diagnósticas a realizar para estudiar la uretra son: la flujometría (medición del caudal), la radiología mediante uretrografías retrógradas y miccionales (sin introducir ninguna sonda por la uretra), y la endoscopia urinaria con uretrocistoscopio flexible.

– Uretrómetros: instrumentos de medición del calibre uretral fabricados en 1870 (Musée de la Médecine y Fondation Willy Gregoir, Bruselas, Bélgica) –