Si bien en algunos casos puede ser de utilidad tratar una estenosis uretral con antiinflamatorios y medicación prostática para ayudar a disminuir la sintomatología obstructiva miccional que sufre el paciente, no se ha demostrado que estos medicamentos sean de utilidad para frenar la progresión de la enfermedad ni tampoco para mejorar el pronóstico de su curación.
Una estrechez o estenosis de la uretra no sólo significa una disminución de su luz o calibre que dificulta la micción e impide un vaciado cómodo de la vejiga, sino que conlleva una herida y una reacción inflamatoria aguda y crónica de los tejidos propios del conducto que causará dolor y escozor local cada vez que pase la orina.
La medicación antiinflamatoria y analgésica como la Fenazopiridina, el Ibuprofeno y los corticoides, puede resultar de alivio breve en la fase aguda de la enfermedad pero no conseguirá restituir el conducto uretral a su estado normal y por tanto no curará la lesión estenótica.
La medicación para tratar los síntomas obstructivos e irritativos causados por la próstata ya sean los llamados alfa-bloqueantes (Tamsulosina, Silodosina, Doxazosina, etc.), o la fitoterapia (Serenoa repens, Pygeum africanum, Palma enana, etc.), no tiene ningún efecto beneficioso para tratar una estenosis uretral.
El conducto uretral que padece una estenosis se encuentra dañado, erosionado y enfermo, ha perdido su natural elasticidad y también su adaptación al contacto con la orina, y si con la intención de mantenerlo abierto se le somete a una pauta de repetidas dilataciones y de cortes endoscópicos (lo que se conoce como «manejo de la estenosis uretral»), su estado va a empeorar y el resultado final será una estenosis de uretra más grave que requerirá una cirugía reconstructiva uretral más compleja.

– «El buen médico trata la enfermedad, pero el gran médico trata el enfermo» (William Osler, 1849-1919) –